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INEbase / Nivel, calidad y condiciones de vida / Encuesta Continua de Presupuestos Familiares. Año 1999

Análisis de la falta de respuesta:

Indicadores de calidad (Fichero PDF 993 Kb.)

Introduccion

Entre los errores que afectan a toda encuesta se encuentran los errores ajenos al muestreo, que se producen en las diferentes fases del proceso estadístico, pudiendo aparecer antes de la recogida de la información (deficiencias del marco, insuficiencias en las definiciones o en los cuestionarios), durante su recogida (defectos en la labor de los entrevistadores, declaraciones incorrectas o falta de respuesta por parte de los informantes) y, finalmente, en las operaciones posteriores al trabajo de campo (errores en la codificación , grabación, etc.).

La evaluación de estos errores presenta muchas dificultades, entre otras razones por la gran variedad de causas que pueden originarlos.

De entre estas causas destaca la falta de respuesta de las unidades informantes, la cual puede ser debida a una negativa a responder al cuestionario, a ausencia de las mismas o a que la vivienda resulta inaccesible en el momento de la entrevista.

Para analizar la falta de respuesta de la encuesta se ha diseñado un cuestionario de evaluación con el que se pretende obtener información sobre las características básicas de las unidades que no han colaborado en la encuesta, así como cuantificar otro tipo de incidencia, como es el caso de las unidades no encuestables.

Las incidencias que pueden presentarse durante el trabajo de campo son las siguientes:

A. Incidencias en las viviendas.

Toda vivienda de acuerdo con la situación en que se encuentre , se clasifica en:

  1. Vivienda encuestable: la que se utiliza toda o la mayor parte del año como residencia habitual.
  2. Vivienda no encuestable:

Vacía: vivienda que permanece desocupada toda o la mayor parte del año, por estar vacante, ruinosa o ser de temporada.

Ilocalizable: no se puede localizar sobre el terreno la dirección que figura en el Parte de Trabajo.

Destinada a otros fines: recinto destinado en su totalidad a fines distintos de los de residencia familiar (por ejemplo local comercial, almacén, garaje particular).

  1. Vivienda inaccesible: vivienda a la que no se puede llegar para hacer la entrevista por especiales circunstancias climatológicas (por ejemplo, nevadas riadas).

B. Incidencias en los hogares.

En la vivienda encuestable el hogar puede ser:

Encuestado: cuando el hogar colabora en la encuesta.

Negativa: cuando el hogar se niega a colaborar.

Ausencia: cuando el entrevistador no encuentra ningún miembro del hogar en las sucesivas visitas que hace a la vivienda.

C. Tratamiento de las incidencias

  1. Incidencias en viviendas
  2. Si la vivienda es encuestable se procede a investigar al hogar.

    Las viviendas no encuestables se sustituyen y las viviendas inaccesibles reciben igual tratamiento que los hogares ausentes.

  3. Incidencias en hogares
  • Encuestado: se hace la entrevista al hogar.
  • Negativa: se sustituye tanto en captación como posteriormente y con independencia de que se trate de viviendas en grado de colaboración fuerte (G), débil (g) o bolsas.
  • Ausencia:
    • En captación: se sustituye si tras repetidas visitas no se logra contactar con el grupo humano, ya sean viviendas en G, g o bolsas.
    • Con posterioridad a la captación.
      • Viviendas en G y g.
      • Se sustituyen o no dependiendo del valor de la clave de colaboración efectiva (CCE). Si la CCE es igual 1, es decir, si no ha colaborado anteriormente, simplemente ha sido captado, se sustituye si tras repetidas visitas no se logra contactar con el grupo humano.

        Si la CCE es mayor que 1, es decir, si ya ha colaborado anteriormente, si tras repetidas visitas no se logra contactar con el grupo humano no se sustituye, volviéndose a visitar el trimestre siguiente.

      • Bolsas.
      • Se sustituyen si tras repetidas visitas no se logra contactar con el grupo humano.

El cuestionario de evaluación se estructura en cuatro apartados. En el primero se recogen los datos de identificación de la vivienda. En el segundo se recoge el tipo de incidencia que ha tenido lugar al visitarse la vivienda y se especifica en qué visita se ha producido; igualmente se indica si la vivienda ha sido sustituida o no y, en caso afirmativo, se hace constar el número de orden de la vivienda sustituta.

En el tercer apartado se recogen el número de miembros del hogar y las siguientes características básicas de su sustentador principal: edad, estado civil, nivel más alto de estudios completados y situación en relación con la actividad. También se indica si la información se ha obtenido directamente de algún miembro del hogar o bien indirectamente a través de otras fuentes.

Por último, en el cuarto apartado se recoge una apreciación subjetiva del entrevistador del tipo y zona de ubicación de la vivienda.

El cuestionario se cumplimenta únicamente para las viviendas titulares en las que no se ha logrado entrevista positiva, pero no para las viviendas reservas que han sido visitadas sin lograr su colaboración (reservas intermedias).

Subir Análisis de los Datos

De la explotación de la información contenida en los cuestionarios de evaluación se han obtenido una serie de tablas que, a continuación, pasamos a comentar.

En la tabla 1 se presenta la distribución por Comunidades Autónomas de la muestra teórica, que permanece fija a lo largo del tiempo, y de la muestra efectiva en los cuatro trimestres del año. La muestra efectiva se expresa en número de hogares, ya que en cada vivienda seleccionada se investiga el hogar u hogares (en una misma vivienda pueden coexistir uno o más hogares) residentes en la misma. Puede observarse que a nivel nacional la muestra efectiva representa, por término medio, un 85 por ciento de la muestra teórica, lo que significa que hay un 15 por ciento de hogares que no llegan a colaborar en la encuesta por diversos motivos y no son sustituidos. Se advierte igualmente que mientras Madrid y el País Vasco son las comunidades autónomas con menor porcentaje de muestra efectiva, Galicia y Castilla y León son las que tienen más alto dicho porcentaje.

Respecto a la distribución por tamaño de los municipios (tabla 2), se observa que el porcentaje más bajo de muestra efectiva se obtiene en los municipios de Madrid y Barcelona, al igual que en años anteriores y análogamente a lo que ocurre en otras encuestas.

La tabla 3 muestra la distribución de las incidencias según su tipo. Se observa que las más numerosas son las negativas con un porcentaje cercano al 50 por ciento, siendo las ausencias las segundas en importancia, ya que suponen el 40 por ciento del total. Puede apreciarse también que mientras el número de negativas se mantiene bastante estable a lo largo del año, el número de ausencias aumenta considerablemente en el tercer trimestre respecto a los otros tres. Esto es debido a que el tercer trimestre del año coincide con el periodo vacacional más usual de la población.

Si nos fijamos ahora en la falta de respuesta propiamente dicha (tabla 3bis) podemos observar que, en media, el porcentaje de negativas alcanza un valor del 55 por ciento, valor superior en diez puntos al de las ausencias.

Si se comparan estas cifras con las obtenidas en 1.998 puede comprobarse que ha habido un descenso de las negativas de casi nueve puntos porcentuales, los mismos en que han aumentado las ausencias.

El mayor porcentaje de falta de respuesta según número de miembros (tabla 4) corresponde a los hogares de 2 personas, resultando para los mismos prácticamente iguales los porcentajes de negativas y ausencias.

En la tabla 5 se estudia la distribución de las negativas y ausencias según la edad y el sexo del sustentador principal del hogar. El mayor porcentaje de negativas, por término medio, corresponde al caso de sustentador principal varón de más de 65 años, ocurriendo lo mismo con las ausencias. Se observa también que cuando el sustentador principal es una mujer el mayor porcentaje, tanto de negativas como de ausencias, corresponde igualmente a la modalidad de más de 65 años.

En cuanto al estado civil y el sexo del sustentador principal (tabla 6), el porcentaje más alto de negativas corresponde, con diferencia, al caso de sustentador principal varón y casado, al igual que sucede en las ausencias. Este resultado es lógico si tenemos en cuenta, primero, que la mayoría de los sustentadores principales son varones y, segundo, que según la distribución general de la población en torno a un 60 por ciento de los varones son casados.

Cuando el sustentador principal es una mujer el porcentaje más elevado de negativas y ausencias corresponde a las viudas, resultado relativamente lógico igualmente, ya que, según la distribución de la población, de las mujeres de 70 y más años el porcentaje más alto corresponde a las viudas.

En la tabla 7 se estudia la distribución de las negativas y ausencias según la situación de actividad del sustentador principal. En ella puede observarse que el mayor porcentaje de negativas corresponde al caso de sustentador principal ocupado, alcanzando un valor medio del 50 por ciento, siendo el segundo lugar para los jubilados o retirados con un 35 por ciento. En el caso de las ausencias el comportamiento es similar.

Respecto al nivel de estudios del sustentador principal (tabla 8), se observa que el mayor porcentaje de negativas corresponde al caso en que el sustentador principal tiene como nivel más alto de estudios completados el de Enseñanza de primer grado, dándose el mismo comportamiento en el caso de las ausencias.

En la tabla 9 se estudia la distribución de las incidencias según la zona de residencia y el tipo de vivienda, de acuerdo con la apreciación del entrevistador. Puede verse en la misma que, tanto para las negativas como para las ausencias y no encuestables, los mayores porcentajes corresponden al caso de casa media situada en zona urbana media.

En las restantes tablas se comparan las distribuciones porcentuales, según diversas características del sustentador principal, de los hogares titulares con falta de respuesta, de los hogares sustitutos de éstos y de los hogares de la muestra efectiva total en cada trimestre. La diferencia que se observa entre el número de hogares titulares con falta de respuesta y el número de hogares sustitutos, en el caso de nivel de estudios, se debe a que entre los primeros se incluyen los hogares en captación, pero no así entre los segundos, ya que en la captación no se pregunta el nivel de estudios del sustentador principal.

Las discrepancias que se observan entre las tres distribuciones son pequeñas, siendo las más reseñables, en cuanto a nivel de estudios (tabla 10), las existentes entre los hogares titulares con falta de respuesta y los hogares sustitutos respecto a la Enseñanza anterior a primer grado y a la Enseñanza de primer grado.

En cuanto al número de miembros del hogar (tabla 11), las discrepancias entre las tres distribuciones son también pequeñas, siendo únicamente de destacar las existentes en los hogares de 1 miembro, sobre todo entre hogares titulares con falta de respuesta y muestra efectiva, en que la diferencia es, en media anual, de cerca de siete puntos porcentuales, y en los hogares de 4 miembros, asimismo entre hogares titulares y muestra efectiva, donde la diferencia es de algo más de cinco puntos porcentuales, en media anual, aunque de signo contrario.

Por último, en la tabla 12 puede verse la distribución de las negativas según la clave de colaboración efectiva del hogar. El mayor porcentaje de negativas se produce en la clave de colaboración 1, es decir, en la primera entrevista, elevándose hasta un 35 por ciento. El segundo mayor número de negativas se da en la captación de los hogares (clave de colaboración cero), situándose en torno al 25 por ciento. De estos resultados parece poder concluirse que las familias presentan un cierto recelo a colaborar ya en la captación, el cual aumenta en la primera entrevista presumiblemente por el aumento en el volumen de información solicitada. Superada la primera entrevista las familias tienen cada vez menos inconveniente, en general, en seguir colaborando.

En el análisis realizado no se observan diferencias significativas entre los cuatro trimestres, salvo el ya comentado aumento de las ausencias en el tercer trimestre debido a las vacaciones estivales, siendo además los resultados coincidentes, en general, con los obtenidos en años anteriores.

De este estudio no se concluye nada relevante que afecte a la calidad de los datos publicados.